martes, 7 de octubre de 2008

ÁCIDO Y BURUNDANGA

¡Peligro!
¡Viene la juventud de AD!

En un momento en que todo el mundo anda en plan de refrescamiento y de cederle el testigo a las nuevas generaciones, los herederos de Rómulo y Lusinchi no se podían quedar atrás. ¡No mi amor! Si la victoria les pertenece a las juventudes pujantes que doblegan al pasado a punta de frescura, acá tenemos a este muchacho fuerte y lozano, a esta figura centelleante y pura, cuya imagen no ha sido contaminada por la suciedad de los políticos tradicionales.
Pues no, a CAP no lo han contaminado los políticos tradicionales. Es más: es imposible que nadie contamine a CAP, como es imposible contaminar al Guaire disparándole salivazos. Es más: usted se mea, se vomita o hace cosas más dramáticas en el Guaire y éste quedará igualito. Ni le va ni le viene. ¿Qué es una plasta más pal Guaire?
Así que Carlos Andrés sigue siendo el mejor candidato con que cuentan los adecos para aspirar a lo que sea. Incorruptible el tipo. ¿Cómo hace usted para agregarle mal olor a una cloaca?

Viva la libertad
(y los dictadores que me dieron trabajo…)

La semana pasada estuvieron en Caracas varios viejos ricachones, miembros de un club podrido llamado Sociedad Interamericana de Prensa (SIP). Estos bichos se dedicaron durante tres días a decir que en Venezuela no hay libertad de expresión, pero nadie fue a cerrarles el hocico allá en el hotel donde se reunieron. Uno de ellos es un payaso uruguayo que durante dos dictaduras de su país fue jefe de prensa, es decir, funcionario de los dictadores de turno. Se llama Danilo Arbilla (ese gordo de la foto que ensucia esta página).
Uno de los decretos que dictaron sus jefes asesinos decía esto: “Prohíbese la divulgación por la prensa oral, escrita o televisada de todo tipo de información, comentario o grabación que, directa o indirectamente mencione o se refiera a lo dispuesto por el presente decreto atribuyendo propósitos dictatoriales al Poder Ejecutivo, o pueda perturbar la tranquilidad y el orden públicos”. Durante su gestión fue asesinado el director del semanario Marcha, Julio Castro, y fueron secuestrados decenas de periodistas y escritores, se cerraron 173 medios de comunicación, se intervino la Asociación de la Prensa Uruguaya (APU), un sindicato de periodistas, y todos sus dirigentes fueron encarcelados. Más de 500 cochinadas de estas, y este esbirro de dictaduras sangrientas vino a Venezuela a decir que aquí no hay libertad, y se fue tan tranquilo…

No hay comentarios: