martes, 7 de octubre de 2008

A los poderosos los paró en seco un Pueblo en Rebelión

Del 11 al 13:

Equipo Pueblo en Revolución

Los días 11 y 12 de abril fueron días aciagos para el pueblo venezolano, con sus propias particularidades cada uno, con su propia carga individual de emociones, acontecimientos y reacciones.
En particular los hechos del 11 de abril, promovidos y monitoreados desde EE.UU., marcaron una fecha trascendental y adversa para la población venezolana. Acontecimientos terribles y de dimensiones supuestamente insuperables, fueron desarrollándose uno tras otro, bajo un perfecto guión, para generar en un violento golpe de Estado que dejó como saldo una gran herida nacional con cientos de muertos.
Seres miserables y bastardos, unidos en una conjura asesina y traidora, habían decidido despojar de su esperanza a una nación, que se sentía por primera vez dignificada. No perdonaban ni perdonaran nunca semejante “agravio” de que el pueblo tenga voz por encima de ellos. Con engaños y manipulaciones lograron, de un zarpazo certero, poner de rodillas por 48 horas la voluntad de un pueblo que había decidido no volver jamás al pasado. Ese día irrumpieron como monstruos agazapados, sin máscaras, los históricos y nefastos dueños de la Venezuela pasada, sumida en la corrupción y saqueada, excluida y poderosa a la vez, los amos que manejaron el poder por siglos, ahora desplazados.
Medios de comunicación, partidos políticos, militares, sindicalitas, la clase oligárquica y financiera, iglesia y el personaje tras bastidores: el Imperio Norteamericano, todos unidos emergieron con un anuncio de sangre: “volveremos al poder”. Este asalto a su dignidad le mostró al pueblo llano y de a pie quienes fueron y son los verdaderos actores causantes de la degradación social y excluyente que vivimos por décadas. Fueron estos, los que ahora se agrupaban para someterlo de nuevo, la clase que por siglos llevaron al país a la más insólita pobreza en medio de sus innumerables riquezas, saqueadas de forma feroz y que sólo beneficiaban a esta clase oligarca y sus lacayos de turno.
Lo que representan esos “rostros de muertes” jamás debe ser olvidado. 11 de Abril, caía la noche. El pueblo herido se replegaba buscando refugio en medio de su confusión, desconcierto y dolor.
Pronto se revelaría que todo 11 tiene su 13 y que seguía vigente el “por ahora”.

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