martes, 7 de octubre de 2008

¿Por qué desapareció la leche?

¿Por qué desapareció la leche?

Casi ocho meses hemos estado los venezolanos soportando y padeciendo la escasez de leche: no había en los mercados, abastos y bodegas donde siempre hubo. En estos días se empieza a notar una mejoría. El fin de semana, Pueblo en Revolución realizó un recorrido por el mercado de Catia y verificó que los buhoneros y algunas tiendas ya tienen leche. Poco a poco vamos volviendo a la normalidad. Sin embargo, todos tenemos derecho a saber por qué desapareció la leche y los medios no informan, o informan cosas distintas. Acá recopilamos una explicación, resumen de las muchas explicaciones más serias y documentadas que se han publicado en el mundo (porque si nos conformamos con las explicaciones de los medios venezolanos, mi llave…).

Equipo Pueblo en Revolución

Por mucho que quieran echarles la culpa a Chávez y al Gobierno, el problema empezó a detectarse hacia el mes de mayo de 2007, y no fue en Venezuela sino en Europa. Pero primero vamos por partes, para que se entienda.
Desde hace años hemos sabido aquí en Venezuela en qué consiste el acaparamiento, cuándo y quiénes lo aplican. Desde siempre los grandes empresarios, productores, distribuidores y hasta algunos pequeños vendedores han “escondido” los productos, a veces para presionar jugando a la escasez y removiéndole la rabia al pueblo, y a veces para esperar un aumento de precios y así poder sacarlos a la venta con precio nuevo. El 27 de febrero de 1989 fue una ocasión muy dolorosa para que la gente descubriera en los depósitos y almacenes de los supermercados mercancías que hasta el día anterior se le había negado: toneladas de leche, café, azúcar. En 2002 y 2003 pasó algo parecido, pero más descarado: los acaparadores dijeron a todo gañote que no venderían más comida hasta que Chávez no renunciara, y ya sabemos en qué paró esa payasada. Ahora, entre 2007 y 2008, pasó o está pasando algo un poco distinto. Un poquito nada más. Pero hay que meterle el diente para que se entienda mejor.
Vamos con un ejemplo. Imagínese que su familia antes se tomaba un litro de leche y de pronto ahora se toma dos litros. Eso no va a vaciar los estantes de la panadería o el abasto donde usted compra, porque resulta que en su barrio viven otras 200 familias y ninguna toma leche, o toma muy poquita. Pero de repente el barrio completo se desata y cada familia empieza a tomarse diez litros. Entonces el Portu sí se empieza poner los patines. Primero estará muy contento, cómo no, porque empezará a vender como nunca antes. Pero después se encontrará con que el lechero ya no puede venderle 100 litros de leche sino 50. Y entonces usted, que no puede estar todo el día metido en la panadería esperando la leche, empieza a sentir que le falta.
Algo parecido le pasó al planeta tierra el año pasado. “El Diario Montañés”, de España (allá estaban preocupados, no por la escasez sino por los precios de la leche), publicó en agosto de 2007 un análisis en el cual se lee esto: “…el problema mayor que se tiene en la actualidad es que la leche a nivel mundial es muy escasa, debido a que el país que garantizaba el producto en los mercados internacionales, Nueva Zelanda, firmó un contrato de suministro por 20 años con China, nación con un crecimiento vertiginoso cuya población superior a las mil trescientas millones de personas, consume casi todos los productos agropecuarios que anteriormente formaban parte de los excedentes disponibles en los mercados internacionales”.
Dice la BBC de Londres que, de acuerdo a la Organización de la ONU para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés), el consumo de leche en China aumentó de 26 kilocalorías por persona en 2002 a 43 en 2005, y esa cantidad se duplicó en 2007.
Un periódico chileno llamado “Diario Financiero” echa este otro cuento:
Los crecientes ingresos, desde China e India hasta América Latina y el Medio Oriente, están sacando a millones de personas de la pobreza e insertándolas en las clases medias. Junto a los automóviles con estilo y los televisores de pantalla plana, la leche es el sello del nuevo dinero, una fuente significativa de proteína que interviene fuertemente en la dieta de cualquier persona acomodada. La leche está en las fórmulas alimenticias infantiles, en los chocolates, los helados y el queso.

Ajá pero, ¿por qué en Venezuela

Aquí en Venezuela, donde los medios de comunicación culpan a Chávez hasta porque llueve y porque hace calor, por supuesto aprovecharon la situación para culpar al presidente y al comunismo por la escasez. Cuando los funcionarios del Gobierno salieron a explicar esto de la escasez mundial los rebotaban feo, se burlaban de ellos: “¿Qué tiene que ver China con Venezuela?”, decían.
Y uno casi se lo cree, de no ser porque de pronto apareció en escena, en octubre de 2007, una gentecita llamada Federación Nacional de Ganaderos (FEDENAGA), es decir, los dueños de la producción lechera en Venezuela, y reconocieron lo de la escasez mundial. Claro que cuando les preguntaron cuál era la solución echaron para afuera el chantaje: “Hay que aumentar los precios y evitar la invasión de fincas”, dijeron. Palabras textuales de Genaro Méndez: “en todos lados, tanto en los países de América como a nivel mundial la leche ha subido de precios, se ha duplicado el precio a nivel de finca, de Brasil, Argentina, Uruguay, Estados Unidos, Centroamérica; eso por el incremento del precio a nivel mundial”. Y listo: ellos no producen leche porque quieren que se venda más cara.
Uno se entera de esto y provoca buscar al tal Genaro Méndez y a sus muñecos de la FEDENAGA y escupirles la cara. Y eso que parecen monjitas de la caridad al lado de sus colegas peruanos de la Asociación de Ganaderos Lecheros del Perú (Agalep): estos bichos derramaron diez mil litros de leche fresca en las calles de Trujillo (noroeste del Perú) para reclamar que los industriales aumentaran el precio en 30 por ciento. Lo justificaron así: “10 mil litros de leche derramados no son nada comparados con los 2 mil millones con los que se abastece diariamente la industria", dijo Javier Valera, presidente de la cosa esa de ganaderos.
Uno no debe extrañarse a estas alturas de estos mecanismos del capitalismo. Aquí mismo en Venezuela, cuando el gobierno de Lusinchi, los ganaderos sacrificaron 20 mil vacas jóvenes de raza Holstein porque los alimentos concentrados aumentaron de precio y no resultaba rentable eso de darles comida. La lógica del capitalismo funciona así: como ya esas vacas no les iban a generar más riquezas a sus dueños éstos prefirieron matarlas antes que dársela o vendérsela más barata a la gente que estaba pasando hambre.
Estos son los sucios que hoy quieren otra vez regresar al poder…
Para completar el cuadrito, en noviembre la Guardia Nacional detectó un movimiento poco usual de cargamentos de comida hacia Colombia, y vaya sorpresa: en esos cargamentos (que superaron en total las mil toneladas) abundaba la leche y otros productos que también escaseaban, como el azúcar y el aceite. Como si nos sobrara la comida, también nos la contrabandeaban para Colombia. Tú sabes, ese país cuyo presidente nos quiere tanto.
Tenemos entonces que el Gobierno nacional ha debido ceder para que las cosas no siguieran empeorando para los menos favorecidos. Ya hay leche y poco a poco veremos como se llenan los abastos y supermercados. Los precios no nos caerán precisamente simpáticos, pero es lo que hay: los millonarios coronan su negocio de siempre y nosotros tenemos leche al alcance. Habrá que voltear esa tortilla algún día.
Así que, mientras nos acostumbramos a que en toda guerra (como esta guerra sin cañonazos que padecemos) las partes negocian y llegan a acuerdos, haríamos bien en pensar bien en esas formas alternativas de producción y distribución más humanas y más parecidas a la nueva sociedad que queremos: ¿cómo hacer para que los alimentos lleguen a toda la población y no sólo al que puede pagarlos? ¿Cuándo vamos a caerle en serio al desarrollo endógeno, al socialismo o aunque sea a las formas cooperativistas de producción?
Lo dejamos hasta ahí y lo discutimos en la próxima.

El cuento, resumidito:

Venezuela es uno de los países del mundo que consume más leche en polvo; la mayoría la consume líquida.
Nuestro país produce la mitad de la leche que consumimos; la otra mitad tiene que importarla. Los graciosos que producen la leche en Venezuela se negaron a seguir produciendo porque la ganancia que recibían era muy poquita (para vivir en mansiones y financiar golpes de Estado hace falta mucho real).
La leche que se consume en el mundo la procesan y la venden los multimillonarios. El capitalismo impuso unas reglas de juego asquerosas pero todo el mundo las acepta sin protestar: el que consume leche es porque tiene con qué pagarla. Los pobres de América Latina tenemos que hacer magia para que nos toque algo. Qué quedará para los pobres de África…
Hasta hace poco los chinos (que ya son como 1.400 millones de personas) no consumían leche procesada (pasteurizada o en polvo), porque su historia y su cultura no les creó esa necesidad. De pronto, hacia 2006, le cogieron el gustico y empezaron a consumirla en grandes cantidades, y esto creó una escasez mundial de leche. Y esto hay que resaltarlo: la escasez no es sólo en Venezuela sino en todo el mundo.
La India y América Latina también empezaron a demandar más consumo (porque hay más gente y esa gente tiene más plata que antes).
En casi todos los países la cosa se resolvió más o menos fácil: los empresarios negociaron con los Gobiernos para aumentar los precios de la leche y listo, el que proteste se le tira la policía encima y chao pescao. En Perú, como el Gobierno no quería aumentar los precios, los ganaderos botaron en la calle 10 mil litros de leche como forma de protesta. Los ricos son así: si no se hacen más ricos vendiendo la comida que necesitamos los pobres, prefieren botarla.
En Venezuela, donde tenemos un Gobierno que caza más peleas que acuerdos con los multimillonarios dueños del negocio de los alimentos, la leche “desapareció”. Los empresarios no botaron 10 la leche en el piso como en Perú, pero no quisieron producir la leche necesaria. Todo porque el Gobierno no aumentó los precios. A los ganaderos esto les molesta. Por años se acostumbraron a una mantequillita en la cual ellos tienen que ganarle más del triple, el cuádruple o el mil por ciento a todo, porque si no, no es negocio para ellos. ¡Sabroso, carajo!
El presidente Hugo Chávez, decretó la semana pasada la creación de la Fundación Fondo Nacional para la Producción Lechera, organismo adscrito a PDVSA. La fundación se encargará de comprar, vender, importar, exportar, distribuir y comercializar productos lácteos, sus subproductos, así como obtener la maquinaria, los equipos y los insumos necesarios para el mejoramiento del rebaño bovino del país y para la más adecuada alimentación de las especies lecheras. La empresa tendrá la tarea de financiar y coordinar programas de subsidios implementados por el Ejecutivo Nacional a favor de los productores de leche.

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